8vo. Poema. Poemario Tiempos de Vivir.
A. Valderrama.
PADRE
Tuvo que pasar el tiempo, para darme cuenta,
caminando contigo en punas, pueblos, estancias
muchas de mis inquietudes, no tuvieron respuesta
por qué no te brindé amor en esas circunstancias.
Inexorablemente, avanzan tu edad, mi edad
no se han mantenido inmóvil, transitan mudas.
Al reflexionar profundamente en mi soledad
he comprendido ¡Que poco te he querido!
Raymundo de las minas de Paria, salías alegre
con tu amigo minero, Ugacho el conchucano,
huasqueados, cantando: "Llevamos en la sangre
la fortaleza, la valentía del hombre andino ".
De las orillas de los ríos sacabas los quinuales,
para no dejar que se conviertan en inservibles,
en tus días de descanso, con actividades manuales
allabas hermosos pucus, los convertías en muebles.
Padre, tú me hiciste ver cómo en el horizonte
muere el día, cómo con él mueren esperanzas,
de ti aprendí: cómo se derriba un árbol grandote,
cómo la leña con fuego se convierte en cenizas.
Contigo aprendí, que a un árbol de tronco débil
fácilmente se le derriba, hasta con un suspiro,
para ser fuerte hay que ver de noche, ser hábil,
así me formaste, un campesino con paso seguro.
Padre, contigo aprendí a no quemarme con el fuego,
entender que es más linda la luz cuando amanece,
vencer los placeres mundanos, alejar al mal amigo,
que la flor sin perfume no cabe en el ramo, fenece.
Cómo pasa el tiempo, siempre te tuve en casa,
a pesar de ello, nunca te demostré mi gratitud,
dediqué muy poco tiempo en apreciar tu grandeza
por eso, hoy en tu día, prometo corregir mi actitud.
1973